Algunos PATAKIES o HISTORIAS del Signo del DILOGGUN o Caracol (1) OKANA

Leyendas:

• Había una persona que creía en brujos y no en orishas, cada vez que veía a alguien con orisha se burlaba. Una vez vio a uno con orisha y era Changó que le aconsejaba a uno que no fuera a donde pensaba ir. El incrédulo le dijo que no fuera bobo, que fuera a donde tenía pensado ir. Luego fue adonde estaba el orisha y le dijo que le adivinara cuántas personas habían en una casa que le señaló. El orisha le respondió que habían 18 personas pero que solamente veían 16. El incrédulo le dijo que eso no era verdad por lo que el orisha mandó a tirar 18 monedas a las puertas de la casa. Cuando las personas empezaron a salir y las contaron, eran 18; sin embargo sólo 16 de ellas se agacharon a recoger las monedas. El incrédulo al ver eso se arrodilló ante Changó. NUNCA DEJES DE TENER FE EN LOS DESIGNIOS DE LOS ORISHAS

• Arosillen fue a un pueblo y dejó a su amigo Eloire encargado de tres mujeres, diciendo que volvería dentro de tres meses. Pasaron cinco meses y como Arosillen no volvía, Eloire comenzó a abusar de las mujeres. Era tanto el maltrato que les daba, que un día se escaparon y fueron a otro pueblo donde encontraron a Arosillen y le contaron lo sucedido. Arosillen que era comerciante y tenía muchos amigos, les contó que Eloire hablaba mal de ellos y que quería prenderle fuego a todos. Ellos fueron a preguntarle si aquello era verdad y como Eloire tenía la lengua suelta y se envalentonó les dijo que si. Lo mataron en el acto. DECIR SIEMPRE A VERDAD ES LA MUESTRA MAS GRANDE DE VALOR

• Había una persona que era amiga de las discusiones y se ganaba la antipatía de todos. Tenía muy malos modales, pero en fondo no tenía malos sentimientos. Su mala conducta le llevó a abandonar el pueblo donde vivía porque se veía solo. A la salida del pueblo encontró un comerciante que venía con un perro tirando de su mano. Al verlo, le preguntó que cómo andaban las cosas. Le contestó que como siempre, buenas para unos y malas para otros. El comerciante le aconsejó que tuviera cuidado pues el Rey decía que al que no hiciera rogación lo mandaría a matar. Contestó que él no iba a hacer ninguna rogación y que si tenía que irse también del otro pueblo, lo haría. Ya había caminado tres leguas cuando se encontró una guerra, los sirvientes del Rey lo prendieron y lo llevaron ante su soberano diciéndole que era un cabecilla del ejército contrario que venía desde lejos. Enseguida el Rey lo mandó a encerrar en una jaula con los leopardos. EN TU CAMINO ENCONTRARAS PERSONAS ENVIADAS A AYUDARTE CON SU CONSEJO, EN TI ESTA LE DECISIÓN DE TOMARLO